jueves, 9 de enero de 2014

Reiki y la tercera edad

Reiki y la tercera edad


Siempre en la Luz del amor.
Me ha parecido necesario compartir con todos ustedes lo que ha publicado Mario Rivas.
Mario Rivas
Mantener elevada autoestima en la tercera edad permite a los ancianos contar con seguridad y confianza para relacionarse con los suyos, realizar actividades o emprender proyectos con independencia. En pocas palabras, es el motor para vivir en plenitud
Por fortuna, cada vez son más las personas de la tercera edad que hacen a un lado los prejuicios sociales que encasillan a la vejez como periodo de baja creatividad y productividad, a la vez que plagado de enfermedades, enojo y soledad. Poco a poco se han dado cuenta que muchos de los problemas de la vejez no se encuentran en enfermedades o deterioro de las capacidades, sino en la actitud con que enfrentan la vida: queriéndose o repudiándose.
Y es que la gran mayoría de los estereotipos respecto a la tercera edad se dedican a lastimar la idea que el anciano tiene acerca de sus atributos, cualidades, labores y objetivos que posee o persigue, es decir, de su autoconcepto de la vida, lo cual redunda en que sienta poco afecto por sí mismo y disminuya su autoestima hacia su propia persona.
De esta forma crea un círculo vicioso, pues al disminuir su autoestima el anciano se siente triste, inseguro y con poca creatividad, de manera que su desempeño se ve reducido y “reafirma” la terrible y destructiva idea sobre su baja productividad.
Sin embargo, este mismo mecanismo puede ser utilizado de manera completamente opuesta para obtener resultados positivos o, dicho de otro modo, mejorar el autoconcepto para alimentar el amor por sí mismo. Una buena forma de lograrlo consiste en la realización de actividades recreativas que permitan al anciano sentir satisfacción consigo mismo y que le ayuden a acercarse plenamente a su familia, seres queridos y sociedad.
Carácter independiente
Una persona de la tercera edad debe fomentar en sí mismo todo aquello que le ayude a formar un carácter independiente, básico para mejorar su autoestima y la realización de sus metas personales, para lo cual es indispensable atender dos aspectos primordiales: físico y psicológico.
Respecto al primero, podemos afirmar que un buen funcionamiento orgánico permite al anciano gozar de autonomía: arreglar su habitación, cocinar, bañarse y arreglarse impedirá que se le considere “una carga”.
Contrario a lo que se piensa, el anciano no tiene por qué sufrir atrofia en su capacidad de movimiento, coordinación ni fuerza. La falta de práctica es, más bien, la causa de aparentes problemas, y no afecta sólo a miembros de la tercera edad, sino a cualquier ser humano, por joven que sea. Como alternativas para lograr buen acondicionamiento físico se cuenta con distintas opciones, que van desde la práctica de baile de salón a la caminata, pasando por el Tai-Chi y yoga.
En lo psicológico, es prudente comentar que la actividad mental continua permite motivar al anciano y mantener en activo sus recuerdos, con lo cual será más difícil que se presente pérdida de memoria y la llamada “jubilación mental”, que ocurre cuando un individuo se sugestiona con la idea de que a su edad ya no puede aprender nada nuevo ni realizar actividades que antes eran sencillas.
Aunque hay quienes piensan que cuando la persona envejece tiene menos capacidad intelectual, investigaciones realizadas en la Universidad de Harvard, Estados Unidos, han permitido concluir que al mantener la actividad mental activa, la mayoría de los seres humanos conservamos intactas nuestras facultades de raciocinio al menos hasta los 70 años, y 30% llega sin ningún problema a los 80 ó 90. Por ello, se recomienda lectura, cine o ajedrez, que pueden practicarse de forma colectiva, fomentando la convivencia y el intercambio de ideas.
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